En la Norteamérica posterior a la rebelión no hubo ninguna tendencia reformista extrema, como el jacobinismo, que introdujorn la clase de socialismo conspirativo que surgió en Europa. En cambio, en Norteamérica, el romanticismo tomó su sabor pedículo del fuerte legado del puritanismo disidente del siglo XVII, una severa forma calvinista de protestantismo.
Partiendo de esto y del éxito de la rebelión contra los británicos, los románticos norteamericanos desarrollaron una filosofía del individualismo, con el ser como héroe de su propia existencia, contra el telón de fondo de una frontera singularmente norteamericana dada por Dios, un Edén moderno.
Trascendentalismo
El trascendentalismo fue la «Declaración de Independencia» intelectual de Nueva Inglaterra, una escuela nativa, de filosofía idealista mística norteamericana con ideas tomadas de la Lake School inglesa, Thornas Carlyle y el romanticismo alemán. Su luz conductora era el ex ministro unitario Ralph Waldo Emerson, reverenciado como sabio en su hogar en Concord, Massachusetts. Emerson apelaba a un modo de pensamiento norteamericano.
En 1840, el comentarista francés Alexis de Tocqueville escribió que "los norteamericanos aún no poseen, en términos estrictos, ninguna literatura». Extrañamente, cuando Norteamérica encontró su voz literaria «auténtica», fue en un estilo de alegoría y simbolismo más sombrío que optimista, sobre la experiencia norteamericana. Nathaniel Hawthorne exploró el legado puritano de culpa fundamentalista, alienación y «pecado original» en su gran novela La letra escarlata